Arriba de todo, allí donde la carretera alcanza su máxima altura, La Miranda, mira. Azul mar, verde montaña, y en medio, toda Barcelona.
Quien quiera alojarse aquí tiene que saber vivir con otra mirada. El privilegio, es la experiencia de lo único. La exclusividad, es la virtud de lo irrepetible. Mirar y darse cuenta de que ese momento no podría darse en ningún otro lugar. Barcelona desde el enclave más alto, donde la vista se pierde por la derecha y por la izquierda, más allá del puerto y más allá del Fórum. Y delante, la vida de toda una ciudad y los reflejos de todo un mar, el Mediterráneo.
Dentro o fuera de ella, La Miranda siempre mira. Hacia el admirable pasado que se conserva en sus paredes. El increíble presente que promete cada estancia. Conversaciones, reuniones, personas con visiones nuevas y diferentes. Se merecen estar en un lugar que inspire su mirada especial. Arriba del todo, allí donde la carretera alcanza su máxima altura, La Miranda, mira.